La selección y una pésima elección

Sin goles y escasas ideas

Escenas del jaleo entre integrantes de la selección de fútbol y efectivos de la policía de Madrid. Un Banderazo que se salió de control.

¿Quién eligió el hotel en el centro de Madrid? Perú ya se había hospedado en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas. Complejo de la Real Federación Española está a 20 km de la capital española. Hinchas hubiesen tenido acceso limitado a esas instalaciones.


Por Wilder Buleje

El experimentado Antonio García Pye, gerente de selecciones de la Federación Peruana de Fútbol, sabía de sobra que las plácidas instalaciones del hospedaje en la Ciudad del Fútbol en el ayuntamiento de Las Rozas –sede deportiva de la Real Federación Española– era la mejor opción para el combinado peruano en su paso por la capital española antes de su partido contra Marruecos.

Los equipos dirigidos por Sergio Markarián y Pablo Bengoechea habían disfrutado de la tranquilidad que ofrece ese complejo donde se concentra la selección de España. Ubicado a veinte kilómetros del centro de la ciudad resultaba de muy difícil acceso para los hinchas de la blanquirroja.

Sin embargo, García Pye –o alguien con mayor jerarquía– decidió por un hotel en pleno centro de Madrid. Ahí empezó la cosa. Luego la errónea decisión de darle un baño de pueblo al elenco de Juan Reynoso –con escasa o nula coordinación– que casi acaba en un derramamiento de sangre con efectivos de la policía local.

Usualmente en las selecciones se designa a un jefe de seguridad, éste es el encargado de comunicarse con la seguridad del hotel y con los oficiales al mando de los efectivos policiales ante una posible respuesta de los deportistas a los hinchas en el denominado Banderazo.

Al parecer, no hubo esa conversa previa. La euforia de un lado y el desconcierto del otro llevaron a los empujones, a los manotazos y las explicaciones en el puesto policial de Chamartín. Todo eso se evitaba con un alojamiento aislado del centro o con una coordinación efectiva antes del encuentro entre futbolistas e hinchas.

MUCHA FORTUNA, POCOS GOLES

El primer partido de la selección peruana contra Alemania en Mainz probó la buena fortuna del técnico Juan Reynoso. Sin la suerte de su lado, ese encuentro finalizaba con un 6-0 inapelable a favor de los germanos. Felizmente solo acabó 2-0.

El equipo alterno de Alemania parecía una máquina de demolición ante una selección compuesta mayoritariamente por jugadores de la Tercera Edad deportiva (una media de treinta abriles entre los más veteranos).

¿Por qué prescindió Reynoso por 85 minutos del zaguero Carlos Zambrano, el hombre que mejor conocía a los alemanes? Una demostración que tener cabeza grande no significa contar con un cerebro de la misma proporción.

Walid Regragui sintetizó de manera cabal el desempeño ofensivo de Perú: "Nuestro arquero no ha hecho nada". 

MUCHO SUSTO… SIN CONSECUENCIAS

Ante Marruecos arrancó Zambrano. Mejoró la línea defensiva también con el buen aporte de Anderson Santamaría. Esta vez el mediocampo funcionó en su labor de contención. La velocidad y control de pelota de los marroquíes neutralizó cualquier iniciativa ofensiva.

Gianluca Lapadula supo moverse con ganas en campo contrario, pero sin el apoyo como para causar daño. Percy Liza tuvo apenas siete minutos (incluido el tiempo de compensación) para demostrar que está en mejor nivel físico y técnico que Raúl Ruidíaz, y que puede ser una carta magnífica en caso Reynoso pretenda que su equipo haga goles en arco contrario.

Quién mejor sintetizó este encuentro fue el entrenador de Marruecos, Walid Regragui: “Nuestro arquero no ha hecho nada”. Agregó que sus delanteros si llegaron varias veces con peligro al arco de Pedro Gallese, pero sin poder perforar el arco peruano.

Percy Liza demostró en pocos minutos de juego que está para grandes cosas en la selección. El delantero del Marítimo de Portugal es una grata realidad.  

SALDO POSITIVO

En el plano futbolístico es un buen negocio no salir goleado de un estadio. También resulta de cierto beneficio no perder. Lo que si desagrada es no marcar ni un solo gol en dos encuentros. Peor aún, saber que los atacantes andan dispersos en labores de contención y con poco aire para intentar colocar una buena pelota en el área rival.

Las reglas del fútbol en cuanto a goles no han cambiado, pero nuestros jugadores se sienten obligados a entrar al área rival para intentar un tiro al arco contrario. Tenemos futbolistas con buena pegada y técnica. ¿Sería mucha molestia pedirles que intenten batir la portería contraria desde media distancia? De esa forma Reynoso tendrá un dolor menos de cabeza.

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